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Un Lo

Location:
Bridgeport, CT
Posted:
November 13, 2023

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*

Un Encuentro Casual

“La única forma para que las cosas cambien, es que usted cambie”

- Qué fastidio! -dijo mientras su mano golpeaba el tablero del auto.

-No aguanto más este auto.

Esto resume la vida de Michael Jones. Fastidio y... no aguanto más.

Cuarenta años de edad, un matrimonio de 15 años en el cual todavía no sabe cómo

comunicarse con su esposa, y dos niños a los que escasamente conoce. Añádale a esto un trabajo aburrido que no lo motiva y que escasamente le da para pagar las cuentas. En pocas palabras: un fastidio.

Qué pasó con su vida, a dónde se fue? Eran una pareja llena de sueños cuando salieron de la Universidad. Tenían toda la vida por delante y nada parecía imposible. Estaban llenos de energía y querían hacer muchas cosas. Pero ahora se encontraban muy lejos de lo que una vez soñaron ser.

Michael amaba a Amy, pero su relación no era lo que podría haber sido. Se fueron

separando poco a poco y ahora no sabían cómo arreglarlo. Los niños eran maravillosos pero no había ninguna conexión con ellos, según lo que él pensaba que cualquier familia

“normal” debía ser.

Y su trabajo...definitivamente no era lo que él quería. Un hombre a su edad, ganando un modesto sueldo y sin alternativas?

No, esto no se parece en nada a lo que había imaginado. Se sentía estancado, con un trabajo sin posibilidades y muy pocas o nulas relaciones. Esto no era el éxito ni la felicidad que él y Amy habían planeado.

Pero su vida estaba a punto de cambiar...

Este auto es lo peor, pensó mientras el auto se apagaba entre ruidos y corcoveos. Iba a 40 Km. por hora cuando el motor se paró, y sólo logró estacionarlo cerca de una señal de “Pare” en la carretera.

Iba a atender una llamada de un cliente y nunca había tomado esta carretera. Era larga y

sinuosa, y servía de atajo entre dos grandes autopistas. Observó que no había muchas casas en este camino.

Cuando el auto se paró, Michael salió y caminó alrededor de él. No sabía nada de mecánica, por lo tanto no tenía nada que hacer. Sabía cómo ponerle gasolina, prenderlo y eso era todo.

No hay humo, pensó, y eso tiene que ser bueno.

Levantó el capó y miró el motor. Todos lo cables parecían estar conectados. Todas las tapas estaban puestas. No tenía ni la menor idea de qué hacer.

Debía haber tomado clases de mecánica en el colegio, pensó.

Michael sacó su celular de la chaqueta y pensó en llamar a su amigo mecánico para que le ayudara. Levantó la tapa del celular y... lo peor, su celular no tenía señal en ese sitio.

-Esa es mi suerte -dijo en voz alta-. Pueden poner un hombre en la luna, clonar una oveja, pero no pueden hacer un celular que funcione donde uno lo necesita.

Miró alrededor tratando de decidir hacia donde caminar. Como a 20 metros había una curva y no se podía ver más allá, así que decidió ir a caminar esperando encontrar una casa al otro lado de la curva.

A medida que caminaba, pateaba las piedras del camino.

Frustrado, solo y estancado. Así se sentía. No sólo ante este percance sino en su vida en

general.

Apenas salió de la curva, Michael vio algo que jamás había visto en su vida. Él había visto muchas cosas en revistas o en la TV, pero nunca una cosa como esa y con sus propios ojos.

- Que belleza! -Michael dijo cuando vio la casa más hermosa que jamás había visto en su vida-. “Casa” ni siquiera era la palabra correcta. Justo a la derecha había un enorme portón de entrada. Una hilera de ladrillos y una cerca de hierro de por lo menos 50 metros sobre la carretera. Y el portón de entrada era de casi 3 metros de altura. Detrás del portón había una casa de mínimo 1.000 metros cuadrados. Era una casa estilo palacio, blanca, con pilares de dos pisos de altura en el frente que le daban sentido al letrero de la entrada, “Doce Pilares.”

Era magnífica! Michael se quedó parado frente a la puerta por unos minutos, mirando

sobrecogido la construcción.

Finalmente se despertó y volvió a la realidad dándose cuenta que tenía que arreglar su auto.

No vio ninguna otra casa alrededor y tampoco sabía como entrar a la que tenía enfrente.

En ese momento vio a un hombre viejo, vestido con overol blanco, saliendo de lo que

parecía un taller justo a la derecha del camino. El hombre se dirigió hacia la puerta. Cuando estaba a 2 metros de ella, le preguntó:

- Puedo ayudarlo en algo, joven?

-Oh, sí. Quiero decir, eso espero. Mi auto se averió, mi teléfono no funciona y no puedo

llamar para que me ayuden. Me podría prestar un teléfono?

-Bueno, por qué no me deja ver su auto primero? A lo mejor lo puedo arreglar.

El hombre tendría como 70 años, pensó Michael. Cerca de 1.80 m de estatura. Fornido. En buen estado físico. Obviamente, debe ser el que cuida la mansión.

El viejo abrió el portón oprimiendo un control que sacó de su overol y le preguntó a

Michael dónde había dejado su auto.

-Justo detrás de la curva -le dijo, señalando la carretera. El viejo extendió su mano y se

presentó.

-Mi nombre es Charlie. Cuál es el suyo?

-Michael. Encantado de conocerlo.

Mientras caminaban, Charlie empezó a indagar un poco.

- En qué trabaja usted?

-En ventas.

-Me imagino que debe ganar muy bien.

-No, no realmente.

El viejo se quedó en silencio por un momento y luego preguntó:

- Tiene esposa e hijos?

-Sí, esposa y dos niños.

-Bien, eso es bueno.

Cuando llegaron al auto, Charlie abrió el capó y empezó a manipular los cables.

-Déjeme intentar prenderlo -le dijo.

Michael le dio las llaves y Charlie intentó prenderlo varias veces pero no funcionó. Aunque el medidor de la gasolina indicaba la mitad, Charlie sospechó que estaba dañado y que Michael simplemente se había quedado sin gasolina.

-Bien, todo parece estar en orden, puede ser que el medidor esté dañado y esté sin gasolina.

Vamos a buscar algo de combustible en el taller.

Aunque Michael pensaba que esto no era posible, tampoco tenía otras opciones, así que le dijo:

-Está bien, vamos.

Comenzaron a caminar hacia el taller y tan pronto traspasaron la entrada, Michael preguntó acerca de la casa y de su dueño:

- Quién es el dueño de esta casa?

-El señor Davis. La construyó hace veinte años con su esposa. Es un hombre de negocios muy importante. Posee diferentes empresas; tiene intereses en muchas cosas.

-Debe ser muy exitoso. Qué tan grande es la casa?

-La casa principal tiene 1.400 metros cuadrados. Usted no puede verla desde aquí: hay una casa de aproximadamente 400 metros cerca de la piscina y otra casa para invitados de 150 metros en la parte de atrás.

-Guau -respondió Michael-. Él debe tener mucho dinero.

-Sip, algo así. Pero el señor Davis no piensa solamente en dinero. Él se enorgullece de ser exitoso en todo lo que se propone. La vida es mucho más que sólo dinero.

-Eso es fácil de decir cuando se tiene dinero -dijo Michael.

-Es verdad, pero el señor Davis fue exitoso antes de tener todo ese dinero. De hecho, ve esos pilares en el frente de la casa? Cada uno representa un área diferente que el señor Davis dice es importante en la vida para tener éxito. Él construyó esta casa así para representar su filosofía sobre la vida.

- Sí? Eso suena interesante.

En ese momento llegaron al taller.

- Le gustaría una taza de café? -preguntó Charlie-. Acababa de colar café en el momento en que lo vi en la puerta.

-Sí, muchas gracias.

Michael miró a su alrededor. El taller era tan grande como su casa. Tenía todas las

herramientas imaginables.

- Cómo le gusta el café? -Negro y sin azúcar. Gracias. Charlie sirvió el café y se lo dio. –

Aquí tiene.

-Gracias.

Michael tomó un sorbo y miró por la ventana a la casa grande.

-Me encantaría tener tanto éxito.

-Estoy seguro de que si se lo propone, usted también puede -dijo Charlie.

-Bueno, he hecho lo que he podido en los últimos 18 años y no he conseguido nada.

-Me imagino que ha trabajado duro, verdad? -preguntó Charlie.

-Sí, he trabajado muy duro, más que la mayoría. Trabajo muchas horas al día, hago horas extras, todo.

-Ese puede ser su problema -sugirió Charlie.

- Trabajar duro es un problema? -preguntó Michael, mirando confuso.

-No. Trabajar duro no es un problema por sí mismo, pero el señor Davis siempre dice que el primer Pilar del Éxito está en trabajar duro en usted mismo más que en su trabajo.

-No le entiendo -dijo Michael.

-El señor Davis tiene los Doce Pilares del Éxito como le comentaba. El primero habla del Desarrollo Personal. El éxito viene cuando usted se desarrolla más allá de lo que

actualmente es. Por lo tanto, usted tiene que trabajar mucho en usted - mejorándose a sí

mismo - más que en su trabajo.

-Siempre me dijeron que si trabajaba duro, comprometiéndome con el trabajo, iba a salir

adelante. Eso no es verdad?

-No exactamente. Verá, usted consigue un trabajo en una compañía - y su salario está bien -

de acuerdo al nivel de habilidades que usted tiene. Por lo tanto, usted puede trabajar tan

duro como quiera, muchas horas y todo, pero en la medida en que usted no se prepare,

siempre va a estar en el mismo nivel, nunca va a conseguir salir adelante y no lo van a

promover.

- Entonces, cómo se consigue salir adelante? -Empiece trabajando en usted mismo.

-Parece que no lo estoy entendiendo -dijo Michael, tomando otro sorbo de café.

-OK, déjeme explicarle -ofreció Charlie-. Usted dijo que estaba en ventas, verdad?

-Sip.

-Usted gana dinero dependiendo de qué tan buen vendedor sea. Puede trabajar y trabajar

pero solamente ganará lo que gana un buen vendedor. La clave está en cómo llegar a ser el mejor vendedor. La manera de lograrlo no está en trabajar cinco horas más y ponerse más trabajo encima, sino en comenzar a trabajar en usted mismo, Michael. Trabaje más en desarrollarse.

- Y cómo hago eso?

-Lea libros, asista a seminarios, estudie a los mejores vendedores. Y luego aplique toda la información. Ponga en práctica lo que ha aprendido. Trabaje integrando esas ideas en su trabajo diario. De esa manera, cuando usted haga las 10 llamadas de ventas diarias,

conseguirá mejores resultados porque usted será un mejor vendedor.

-Hmmm. -Michael continuó-, mirando a la mansión en la distancia. Luego se volvió hacia Charlie.

-Usted es realmente inteligente -le dijo con una sonrisa.

-Le estoy contando lo que el señor Davis dice. Trabaje más en usted mismo que en su

trabajo. Desarróllese usted mismo.

Apenas terminó de hablar, comenzó a toser. Al comienzo, Michael pensó que Charlie tenía algo en su garganta, pero la tos continuó más y más.

- Está usted bien? -preguntó Michael preocupado-. Esperó por lo menos un minuto más

hasta que Charlie terminó de toser.

-Estoy bien. Algunas veces me dan accesos de tos. Eso es todo.

-Ya me estaba preocupando por usted.

Y volviendo al tema, continuó:

-Ok, entonces, qué más dice el señor Davis sobre el desarrollo personal?

-Bien, él dice muchas cosas, Michael.- dijo Charlie riéndose.

-Dígame algunas. Necesito saber todo lo que pueda ayudarme.

- Por qué cree usted que necesita tanta ayuda?

-Estoy estancado. Odio mi trabajo. Siento que no tengo salida. No soy un buen proveedor para mi familia. Mi auto se dañó en la carretera. Qué más quiere que le diga? Necesito

ayuda para mejorar mi vida. He trabajado tan duro y parece que estoy girando en lo mismo sin solución.

Las palabras brotaron tan rápido que hasta el mismo Michael se sorprendió.

-Ya que lo pone de esa forma, déjeme pensarlo. -Charlie hizo una pausa y miró hacia el

techo-. Un momento después levantó el índice de su mano derecha.

-Aquí hay algo para usted -dijo-. Vamos a ver si puedo citar correctamente al señor Davis:

‘Cada ser viviente parece esforzarse al máximo excepto los humanos. Qué tan alto crece un árbol? Tan alto como le es posible. Los seres humanos tienen la posibilidad de escoger.

Ellos pueden escoger ser todo o ser menos. Por qué no estiran al máximo su medida y son todo lo que pueden ser?’- Charlie sonrió, orgulloso de haber recordado correctamente.

-Pero yo lo he intentado -protestó Michael.

-No estoy sugiriendo que usted no lo haya hecho, Michael. Tal vez usted se ha dado por

vencido, como le pasa a la mayoría de la gente o, al menos, esa es mi impresión. Con el

debido respeto, todo parece indicar que usted trabaja duro, pero ahora se encuentra

estancado y quizás se sienta vencido. Tal vez éste es el momento de pensar en crecer de

nuevo.

Michael echó la cabeza hacia atrás y terminando el último sorbo de café, puso la taza en la mesa.

-Sí, tal vez. Tal vez. Sólo quiero que las cosas cambien para mí y para mi familia.

Charlie se levantó y empezó a caminar hacia la puerta de atrás.

-Venga conmigo. Llevaremos un poco de gasolina y en el camino al auto, le diré una última cosa para que la piense.

Charlie y Michael salieron, tomaron una lata de gasolina, la llenaron y caminaron de vuelta hacia el auto. Una vez allí Charlie echó la gasolina en el tanque.

-Intente prenderlo, Michael.

Desde dentro del auto, Michael intentó prenderlo, bombeando el acelerador. Después de

unos segundos, el motor comenzó a funcionar. No puedo creerlo, pensó. Estaba seguro que habían arreglado el medidor.

Sintió un golpe en la ventana, miró y vio a Charlie.

-Muchas gracias -le dijo-. Estoy avergonzado, mire que... quedarme sin gasolina! Cuánto le debo?

-Nada. Nada de verdad. Considérelo un regalo del señor Davis.

-Ok -respondió Michael sonriendo-. Lo haré. Déle las gracias de mi parte.

- Sabe? Le debo otra parte del consejo del señor Davis, -le dijo Charlie mientras se

acercaba a Michael.

- Sí? Qué cosa es?-preguntó Michael emocionado.

-Usted dijo que quería cambiar las cosas para usted y su familia, verdad?

-Sí, realmente quiero hacerlo.

-Como le he venido diciendo, el señor Davis dice que la única forma de que cambien las

cosas es que usted cambie. Qué va usted a cambiar para que cambie su vida? Si continúa viviendo como ahora, seguirá teniendo la misma vida que tiene. Así es como funciona.

Michael se quedó mirando el capó. En su mente él sabía que había muchas cosas que quería cambiar. Cosas que él sabía que tenía que cambiar.

Charlie le dio un golpecito al auto y dijo:

-Ok, suficiente por hoy. Piense en eso, Michael. Siéntase libre de venir y le contaré más

acerca de los Pilares del Éxito del señor Davis.

Le dio una tarjeta que simplemente decía “Charlie”, con un número de teléfono.

-Este es el número de mi taller; es la mejor manera de encontrarme. Llámeme la próxima vez que venga.

-Lo haré -respondió Michael-. Lo haré. Quiere que lo lleve hasta el portón?

-No gracias. Necesito hacer ejercicio, pero le diré otra cosa, -dijo Charlie.

- Qué es?

-Arregle el medidor de la gasolina, -le respondió Charlie con una sonrisa.

-De eso puede estar seguro -dijo Michael mientras se ponía en marcha.

Charlie se quedó mirando mientras Michael se alejaba. Buen muchacho, pensó. Espero que regrese. Tiene potencial pero también tiene problemas y necesita ayuda. Diciendo eso, Charlie dio la vuelta y caminó hacia los Doce Pilares.



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